3/06/21

arquitectura cubista

La ciudad de Praga, en República Checa, se caracteriza por contar con un repertorio bastante numeroso de arquitectura premoderna, es decir, de fines del siglo XIX y en donde ya aparecían elementos constructivos, con el fierro por citar uno, que permitían tanto nuevas maneras de edificar como de diseñar, desde elementos estructurales hasta decorativos. Estas nuevas posibilidades tenían su correlato con el espíritu de los artistas de la época, el cual buscaba ya una ruptura con el arte y diseño clásico del pasado para proponer una nueva forma de expresarse y vivir. El movimiento más representativo de dicha ciudad es el Art Nouveau, con un sinnúmero de edificios repartidos en toda la ciudad.

Pero lo que realmente sorprende cuando se conoce más a fondo dicha ciudad es la pequeña, pero única y significativa, muestra de lo que se ha denominado Arquitectura Cubista. Normalmente conocemos y entendemos a dicha corriente artística como manifestación, principalmente, de pintura y escultura, con autores con nombres tan populares como los españoles Pablo Picasso y Juan Gris, o el francés Georges Braque.

El Cubismo, corriente artística de vanguardia aparecida a principios del siglo pasado, es considerado como uno de los principales actores del arte moderno ya que, explícitamente, rompe con la representación clásica de la realidad por medio de la geometrización de la naturaleza, a la vez que elimina el uso de la perspectiva como método de representación espacial, utilizando distintos puntos de vista de un solo elemento y colocándolos simultáneamente en la obra de arte. Podemos entender al Cubismo como el padre del arte abstracto, realizado ya solo con formas y colores, sin representar naturalmente a la realidad.

Si analizamos formalmente el edificio de apartamentos Hodek (1913-1914), del Arq. Josef Chochol, podemos notar con claridad que, a simple vista, aparece como un edificio tradicional que no altera ni la escala ni el lenguaje urbano de la calle. El volumen en esquina dialoga naturalmente con los edificios vecinos, y aún aparece en su fachada el predominio del muro por sobre las ventanas, cuya forma vertical refuerza el carácter tradicional del diseño de la época. También aparece con claridad la composición típica de fachada clásica: una base que guarda relación en altura con los edificios vecinos, el cuerpo con el desarrollo de las ventanas de los departamentos, y una corniza como remate. Hasta ahí la descripción es bastante general y aplicable a casi cualquier edificio de su época. La diferencia aparece, entonces, en los detalles plásticos de la fachada: los planos de la cornisa y balcones, por ejemplo, comienzan a fragmentarse en pliegues geométricos, brindando un movimiento volumétrico poco usual. La fachada comienza a facetarse, a geometrizarse de la misma manera que en la pintura los elementos naturales se geometrizan. Es en este tipo de recurso plástico donde tenemos el ejemplo de Arquitectura Cubista, en obras como la casa Virgen Morena del Arq. Josef Gocar, o la casa Vysehrad del mismo Josef Chochol.

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